El Royal Hudson, viaje en tren por Canadá

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Probablemente no haya paisajes más idílicos que los que nos encontramos en Canadá, y, sobre todo, en la Columbia Británica, la zona más abrupta del país, donde su principal valor son las extraordinarias Montañas Rocosas Canadienses. Su impresionante relieve contrasta con el frescor de sus praderas, con sus maravillosos lagos, con su riqueza natural, y con la modernidad de las ciudad que la jalonan.

Una de ellas es Vancouver, la ciudad más importante de Columbia, y punto de partida del que fuera uno de los más bellos trenes turísticos que recorrían Canadá: el Royal Hudson.

Fue en el año 1939 cuando el rey Jorge IV de Inglaterra y su esposa, la reina Isabel, madre de la actual reina de Inglaterra, viajaban camino a Vancouver desde Quebec por las vías de la Canadian Pacific. A su vuelta usaron las de la Canadian Rail y hubieron de utilizar para ello una locomotora Hudson 2850. Aquello decidió a al compañía ferroviaria canadienses a solicitar de la Casa real la autorización para que todas las locomotoras Hudson de aquella línea llevaran el emblema real, lo que les fue autorizado, pasándose a conocer desde entonces como la línea Royal Hudson.

Sin embargo, poco a poco, todos los modelos de la Hudson fueron cayendo en desuso, hasta que el último de ellos hizo el último recorrido en el año 1956. Sobrevivió solamente una locomotora, una Hudson 2860 que fue restaurada en el año 1964. 10 años después, en 1874, la compró el gobierno de la Columbia Británica y la utilizó como tren turístico que hacía su recorrido desde Vancouver hasta Squamish.

La British Columbia Rail estuvo operando el servicio hasta el año 2002 en que se canceló. Aquel mismo año, sin embargo, se hizo con la locomotora la West Coast Railway Association con la intención de volverla a restaurar y ponerla de nuevo en funcionamiento para el mismo trayecto en ocasiones muy especiales.

El recorrido que realiza está enmarcado por las Rocosas, por los bosques de pino, por los paseos que realiza junto al Howe Sound… un auténtico viaje de colores y sensaciones de esos que merece la pena realizar aunque sea solamente por revivir la magia que guardaban los trenes antiguos; por el sonido de su vapor al llegar a las estaciones, por el ronroneo de la máquina, por el vaivén de su movimiento, por su cadencia…

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Categorias: Trenes con encanto



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