Los tranvías de San Francisco

Tranvia en San Francisco

Viajar en el estribo de uno de los famosos tranvías de San Francisco es una experiencia inolvidable. De esas que todo viajero gustaría de guardar en el pequeño cajón de la memoria de recuerdo imborrables. Lo es, sin duda alguna, como lo fue también el atravesar el Golden Gate, o el conducir por una de sus calles empinadas.

San Francisco está indefectiblemente unida a la imagen de sus tranvías. Para ellos es un recuerdo turístico impagable como lo demuestra el hecho de que en cualquier tienda podréis comprar o bien un llavero, o una camiseta, o una pequeña figurita con su imagen. Es la primera compra que cualquier turista hace en la ciudad.

Estando en la bellísima ciudad californiana no podía dejar la oportunidad de probar la experiencia. Lo hice, cómo no, en la más famosa de sus líneas, la Powell-Hyde, que empieza en el centro de la ciudad y acaba en Fisherman’s Wharf, en la zona portuaria.

Dos recomendaciones: no toméis el tranvía en la primera de las paradas en el centro, porque las colas son inmensas. O en todo caso, si pensáis hacerlo ahí para pillar un buen sitio en el tranvía, entonces hacedlo con suficiente tiempo de antelación. Una vez dentro, intentad ir en el estribo, agarrados a la barra y a ser posible en la parte delantera, donde recibiréis todo el impacto de subir y, sobre todo, dejarse caer por aquellas empinadísimas cuestas. Es extraña la sensación que se tiene cuando se sube una de ellas, y llegas a la cima, y de repente la calle parece desaparecer para volver a aparecer en nuestros pies totalmente pendiente hacia abajo. Algo así como una montaña rusa, pero en pequeño. Eso sí, no alcanza mucha velocidad.

Lo bueno de las paradas primera y última es que podréis observar la curiosa maniobra de girar en un plato rotatorio al tranvía para ponerlo en la otra dirección.

Además de esta línea, que es la más famosa, existen otras dos: la California y la Mason-Tylor. Juntas las tres líneas suman 25 kms de red viaria con los que se cubren una buena parte de la ciudad.

La línea de tranvías nació en San Francisco en el año 1873. Aquellos originales iban por cable, y aunque se ha intentando en el año 1982 sustituir alguno por tranvías eléctricos, lo cierto es que es el cable car el que trae los ingresos a la ciudad por su originalidad y tipicismo.

Estos tranvías tuvieron su momento más bajo en el año 1947 cuando el gobierno estadounidense intentó quitarlos. No obstante, se encontraron con el rechazo popular. La escasa rentabilidad que tenían por aquel entonces no pudo con el apoyo de la gente de San Francisco que consideraban al tranvía como algo muy suyo y único. Hoy día, no sólo es una fuente de ingresos importante para la ciudad sino que han conseguido ser considerado como Patrimonio Histórico Nacional de Estados Unidos y aparecen en cualquier guía de San Francisco que se precie.

Los tranvías funcionan todos los días de la semana, desde las 6 de la mañana a las 1 de la madrugada y viajar en ellos cuesta 5 dólares por trayecto.

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