Viajando en tren de Barcelona a Bruselas

Interior del tren Barcelona París

Son casi las 14,30 h. y estoy a punto de atravesar los Pirineos. Atrás queda la estación de Figueres Vilafant donde no hace tanto había que hacer transbordo para cambiar del AVE español al TGV francés.

Los tiempos cambian para mejor, evolucionan, y con ellos las relaciones comerciales y las asociaciones.

Renfe y SCNF entendieron que eran precisos acuerdos mutuos que facilitaran el transporte directo entre dos grandes capitales europeas como son Barcelona y París, y con ésta última, el acceso al resto de Europa, como nudo de conexiones internacionales. Capitales como Bruselas, Ámsterdam o Londres quedan así unidas a España gracias a la capital francesa.

Embarcado en mi aventura a Waterloo de la mano de la Oficina de Turismo de Bruselas Valonia para asistir al 200 aniversario de la Batalla de Waterloo, había decidido que mi viaje de ida, cómo no, había de ser en tren y probar así los servicios que esta línea directa ofrece, especialmente en su tramo París-Bruselas que cubre el Thalys.

El viaje cuenta con dos partes: un primer tramo entre Barcelona y París Gare de Lyon del que ya os he hablado en otras ocasiones, y un segundo tramo París-Bruselas. En total , algo más de ocho horas de viaje.

En este punto os preguntaréis por la conveniencia de la elección. Evidentemente, en cuanto a tiempo y quizás precio, las compañías aéreas tienen clara ventaja. Sin embargo, en cuanto a comodidad y belleza no creo que nadie dude sobre la opción a tomar. El cruce por los Pirineos, aunque decepcione un poco pues se ven a lo lejos, la cercanía del Mediterráneo en el tramo entre Perpignan y Narbonne, los alrededores de Montpellier, los extensos campos verdes del centro de Francia, la entrada en París o el paso por Bélgica camino a Bruselas así lo atestiguan.

Viajando en tren junto al mar

Junto al mar, entre Perpignan y Narbonne

Asoman los primeros picos pirenáicos en lontananza en estos momentos. La pantalla de información en el tren indica que casi alcanzamos los 300 km/h. (297 para ser exactos) y poco a poco España queda atrás, confirmación que me llega cuando escucho por el altavoz la voz de la azafata anunciando la próxima estación, Perpignan, ya en francés.

La gestión está en manos de SCNF, la compañía ferroviaria francesa. Todos los detalles a bordo así lo corroboran, desde el formato del tren, tipo dúplex (con dos pisos) tan típico en Francia, hasta mínimos detalles como la revista de a bordo, la TGV Magazine.

Curiosamente, los servicios ofrecidos por la SCNF están bastante por debajo de los ofrecidos por Renfe en los AVE. Se trata, claro está, de una opinión personal, pero ni la comodidad ni el cuidado de los vagones se acercan mínimamente al de los trenes españoles. El espacio en primera clase es un poco menor y entre los servicios que no incluye está la restauración que habitualmente sí ofrece el AVE en las categorías preferente y primera. Se acabó, al menos en este trayecto, el servicio de bandejitas de comida que tanto nos gustaba a algunos.

Tampoco este tren cuenta con televisiones a bordo, por lo que hemos de prescindir de las películas que amenizaban el trayecto.

Al menos, eso sí, cuenta la primera clase con asientos reclinables, reposapiés, bandeja individual para escribir y una toma de corriente individual. Y recordad que con el billete de primera clase tenéis acceso a la sala club de la estación de Sants.

Esta primera parte del viaje entre Barcelona y París nos conducirá desde Barcelona y Girona hasta la Gare de Lyon en París, pasando por Perpignan, Narbonne, Montpellier, Nimes, Valence y París.

Tren Thalys a Bruselas

Tren Thalys a Bruselas

El segundo tramo del viaje, entre París y Bruselas, comienza en la Gare du Nord, por lo que hay que desplazarse desde la Gare de Lyon hasta la del Norte, un trayecto que a pie nos puede llevar algo más de una hora mientras que en transporte público si lo combinamos bien, lo haríamos en unos 20 minutos. Aunque sea un poco más costoso te aconsejo tomar un taxi que por el coste que supone, unos 15 euros, te asegura el estar a tiempo y en la misma puerta de la estación sin más complicaciones.

En este caso disponemos de poco menos de una hora, pues la llegada del tren de Barcelona es a las 19,53 h. mientras que la salida desde el Norte del que marcha a Bruselas es a las 20,50 h.

La compañía Thalys es la que hace el recorrido de forma directa, sin paradas intermedias, hasta la estación de Bruxelles-Midi (o Brussels Zuid, que es lo mismo) El tren es muy similar en su interior al anterior. No es dúplex, eso sí, pero el reparto de asientos y los servicios que ofrecen son por el estilo. En segunda clase están repartidos en filas de a dos, mientras que en primera clase hay una fila individual y una doble, con más anchura que en segunda. También cuenta Thalys en primera en sus asientos con reposapies, butacas reclinables bandeja y toma de energía, con el añadido de tener Wifi gratis y llevar incluida restauración , no muy abundante pero sí suficiente.

Bandeja de comida en el tren Thalys

La clásica bandeja de comida en el tren

Disfrutando del tentempié podrás admirar por la ventanilla los llanos paisajes verdes belgas. Llega la noche, cae el sol y esos reflejos dorados que solo se ven justo antes de desaparecer se entremezclan con el continuo movimiento de los largos brazos de los molinos de viento que uno tras otro salpican esta parte de Bélgica.

Paisaje belga atardeciendo desde el tren

Paisaje belga desde el tren al atardecer

Los campos parecen recogerse. Es la hora de descansar y dormir. De prepararse para el siguiente día poder ofrecer su belleza a los siguientes viajeros.

En los próximos días os seguiré contando mis peripecias ferroviarias por la región de Valonia, pero ahora, para mí, es la hora de llegar. En Bruselas me espera mi hotel. En Waterloo, la Historia.

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